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All Along the Watchtower

Madrid... So real?

Madrid... So real?

 

Hace un año y medio que dejé de vivir en Madrid. Parece increíble que siempre que aterrizo en esta ciudad, pase el tiempo que pase, todo me siga pareciendo igual. El tiempo se ha detenido y todo continúa tal y como lo dejé. Mis pies siguen sumergidos en el agua inmóvil de Madrid y el sentido de realidad se hace más y más fuerte. 

Las vidas corren al ritmo de las estaciones. El trabajo, las vacaciones, el trabajo otra vez, los cumpleaños, las mudanzas, las rupturas, los nuevos amores… Las mismas historias de siempre, los mismos sueños, frustrados o no, las mismas fotografías de la ciudad, el mismo ritmo en la respiración de los árboles, de los coches, de los trenes, de las estaciones de metro, de la gente… La vida nocturna sigue igual, aunque aquí es cierto que el paso del tiempo se nota, el cuerpo ya no aguanta, las horas nos pasan por encima y el alcohol cada vez se resiste más. Pereza y desgana. Será que me hago mayor. Igual me equivoco y  todo ha cambiado o tal vez la que cambia soy yo y no consigo alcanzar al ritmo de la ciudad, será que todo me deja atrás y la sensación de estar atrapada en el tiempo es otra ilusión de la que no puedo escapar. Porque todo ha cambiado, ha cambiado demasiado como para que yo lo acepte… Y la realidad no deja de ser una ilusión más, porque, al fin y al cabo, estoy de paso en Madrid, y mi destino es otro muy diferente, alejado de ti, alejado de  las oficinas de desempleo, de la lucha por encontrar un trabajo o por mantenerlo, de pagar una hipoteca, de encontrar marido y de pensar en tener hijos. El aburrimiento me puede… ¿Qué le voy a hacer?

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